VECINO EMPRENDEDOR

«Llegué a Chile hace 11 años a estudiar Repostería dejando atrás mi carrera de Periodismo en Colombia. Me gustaba mucho la cocina, pero sentía que necesitaba más conocimientos: técnicas de cocina, elaboración de alimentos, cómo evitar la contaminación cruzada, etc. Me gusta hacer las cosas bien y eso te lo tienen que enseñar y tú lo vas a perfeccionar, le vas a dar tu propio sello”, comienza a contar Anita.

Nos cuenta que lleva 5 años viviendo en Chamisero, “venía a estudiar y al final formé una familia con Robinson. Tenemos dos hijas de 9 y de 6 años y un conejo que se llama Tomy”. Vivían en Santiago en un departamento y lo cambiaron por una vida de barrio: “acá las casas no solo tienen más espacio, tú tienes una mejor calidad de vida. Chamisero es un sector tranquilo que ha crecido bastante y esto hace la vida más cómoda. Ya casi no hay que ir a Santiago. El Colegio de las niñas está cerca, el supermercado está cerca. ¡Imposible pedir más! ”

PEDIDOS ESPECIALES

La Anita se hizo conocida por sus queques de limón y amapolas. Hay mucha gente que vende tortas y repostería en los grupos de Facebook, pero lo que la distingue de los demás es que ella trabaja con productos, no con esencias. “Todo se hace a pedido y en forma artesanal. Me tomo el tiempo de amasar y preparar cada uno de mis pedidos. No trabajo con productos congelados ni pre-hecho. Todo lo hago sobre la marcha.” Y se nota. Es frecuente ver en los grupos de Facebook del sector que aparezca su nombre cuando alguien pide alguna recomendación. “Me he hecho conocida por el boca a boca. La gente me llama y me dice que probó mis tortas o queques y que quieren hacerme un pedido. Con la práctica uno se va perfeccionando y con esto mejora la calidad de mis productos y los clientes notan la diferencia”.

Ha hecho queques para diabéticos, para intolerantes a la lactosa, con manjar natural, con diseños especiales, con fondant, sin fondant… Productos especiales, a pedidos y con distintas especificaciones. “Yo soy muy clara en lo que puedo y en lo que no puedo hacer. Si me piden algo que no sé hacer o que no cuento con los productos o herramientas necesarias para hacerlo bien, simplemente digo que no. Así nadie se lleva sorpresas con los pedidos y yo estoy tranquila”.

Esta honestidad característica en ella hace que el proyecto que empezó como un queque de limón y amapolas se transformó en el emprendimiento más dulce.

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VECINO EMPRENDEDOR

18 Jun

«Llegué a Chile hace 11 años a estudiar Repostería dejando atrás mi carrera de Periodismo en Colombia. Me gustaba mucho la cocina, pero sentía que necesitaba más conocimientos: técnicas de cocina, elaboración de alimentos, cómo evitar la contaminación cruzada, etc. Me gusta hacer las cosas bien y eso te lo tienen que enseñar y tú lo vas a perfeccionar, le vas a dar tu propio sello”, comienza a contar Anita.

Nos cuenta que lleva 5 años viviendo en Chamisero, “venía a estudiar y al final formé una familia con Robinson. Tenemos dos hijas de 9 y de 6 años y un conejo que se llama Tomy”. Vivían en Santiago en un departamento y lo cambiaron por una vida de barrio: “acá las casas no solo tienen más espacio, tú tienes una mejor calidad de vida. Chamisero es un sector tranquilo que ha crecido bastante y esto hace la vida más cómoda. Ya casi no hay que ir a Santiago. El Colegio de las niñas está cerca, el supermercado está cerca. ¡Imposible pedir más! ”

PEDIDOS ESPECIALES

La Anita se hizo conocida por sus queques de limón y amapolas. Hay mucha gente que vende tortas y repostería en los grupos de Facebook, pero lo que la distingue de los demás es que ella trabaja con productos, no con esencias. “Todo se hace a pedido y en forma artesanal. Me tomo el tiempo de amasar y preparar cada uno de mis pedidos. No trabajo con productos congelados ni pre-hecho. Todo lo hago sobre la marcha.” Y se nota. Es frecuente ver en los grupos de Facebook del sector que aparezca su nombre cuando alguien pide alguna recomendación. “Me he hecho conocida por el boca a boca. La gente me llama y me dice que probó mis tortas o queques y que quieren hacerme un pedido. Con la práctica uno se va perfeccionando y con esto mejora la calidad de mis productos y los clientes notan la diferencia”.

Ha hecho queques para diabéticos, para intolerantes a la lactosa, con manjar natural, con diseños especiales, con fondant, sin fondant… Productos especiales, a pedidos y con distintas especificaciones. “Yo soy muy clara en lo que puedo y en lo que no puedo hacer. Si me piden algo que no sé hacer o que no cuento con los productos o herramientas necesarias para hacerlo bien, simplemente digo que no. Así nadie se lleva sorpresas con los pedidos y yo estoy tranquila”.

Esta honestidad característica en ella hace que el proyecto que empezó como un queque de limón y amapolas se transformó en el emprendimiento más dulce.